jueves, 7 de junio de 2012

Charla: Razón de ser de las Normas de Seguridad


La verdad es que a nadie nos gusta tener que vivir observando normas. Todos nos imaginamos que somos lo suficientemente despiertos como para hacer lo que tenemos que hacer sin que alguien nos tenga que indicar por anticipado los pasos a seguir. En la mayoría de los casos esto es verdad. La gran mayoría de nosotros somos lo suficientemente despiertos como para hacer bien las cosas; la mayor parte del tiempo. Pero todos tenemos momentos durante los cuales hacemos las cosas mal y algunas veces tan ridículas que un poco más tarde nos avergonzamos de haberlas hecho.

Esto se aplica a todos. Algunas veces parece que la mente se va de vacaciones y es entonces cuando nos exponemos a tener problemas serios, a menos que hayan normas que nos indiquen lo que debemos hacer. Por ejemplo, alguien puede que le guste tomarse un trago o dos; pero sabe por experiencia que si toma más de dos, o tres cuando mucho, empieza a provocar a la policía o insultar a sus mejores amigos, y al día siguiente se levanta cansado y con un fuerte dolor de cabeza. Por lo tanto, la única protección que tiene para ello es una norma autopreparada, no tomar más de dos tragos. Todo lo que tiene que hacer es, al tomar dos tragos, acordarse de la norma y seguirla (si tiene la fuerza de voluntad para hacerlo) ya que el recuerdo de la norma está en su mente aun cuando esté desapareciendo su capacidad para juzgar correctamente.

En cierta forma, una norma es como un resguardo en una máquina. Todos sabemos que podemos operar cualquier máquina sin resguardo y evitar lesiones, cuando estamos atentos, no estamos cansados, no estamos preocupados y concentramos toda nuestra atención en lo que estamos haciendo. Este es el motivo por el cual siempre debemos asegurarnos de que el resguardo está en la máquina, ya que si tenemos que depender de la atención que prestamos a nuestro trabajo, en algún momento nos distraeremos y perderemos algunos dedos.

La norma cumple la misma función. Es un resguardo que nos protege contra nuestros errores, como cuando nuestra mente no está funcionando bien por algún problema que nos distrae o no tenemos control sobre todo el proceso de la operación.

He aquí lo que he querido decir con la frase o no tenemos control sobre todo el proceso de la operación. Supongamos que una grúa o montacarga está levantando una carga. Si el operador está bien despierto; si el equipo está en perfectas condiciones; si las cadenas o cables o sogas han pasado la inspección y la carga está bien asegurada. Podemos caminar bajo la carga con seguridad. Pero nunca sabemos si todas estas cosas están en estas condiciones. Personalmente no podemos inspeccionar cada soga o mirar en la mente del operador o saber cualquiera de las otras cosas que tenemos que conocer. Por lo tanto, si no estamos seguros, lo mejor será observar la norma que dice: “nunca habrá de pasarse bajo una carga que se está levantando”

Nunca se deben dar más normas de las que la experiencia ha demostrado que son necesarias. Cada norma es el resultado de experiencias con accidentes. Las normas no indican en detalle los pasos a seguir, pero indican los pasos que siempre deben observarse. Para que una norma sea efectiva habrá que conocerla, y esto no quiere decir que alguna vez sea leída o la escuchen y luego la olviden. La norma habrá de fijarse tan bien en la mente como para que no se la pueda olvidar cuando estemos ocupados o preocupados.

El motivo por el cual en todos los lugares de trabajo debería haber letreros y carteles es para recordar constantemente algo que no debemos olvidar. Esta es la razón por la cual los supervisores repetimos las normas una y otra vez. Las normas deberán estar tan arraigadas que no puedan ser borradas de la mente en un momento de distracción.

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