jueves, 12 de abril de 2012

Charla: ¿Pueden los problemas emocionales afectar nuestro desempeño?


Pudiéramos decir sin ninguna exageración que la mayor parte de las personas que estamos aquí gozamos de buena salud, tanto física como mentalmente, que somos bastantes buenos trabajadores y cumplimos lo mejor posible con nuestras responsabilidades, y que nos esforzamos por respetar las normas que nos exigen nuestros superiores. Además, nunca hemos tenido un accidente grave… pero, ¡alto!, todo eso puede cambiar en un momento.
En cuestión de unas pocas horas, una persona que ha sido considerada como muy prudente toda su vida, puede transformarse en propensa a un accidente, que quizá lo lleve al hospital…, o a algún otro sitio peor todavía.
Generalmente pensamos que una persona propensa a los accidentes es una persona rebelde, con una vida familiar infeliz, con un historial de trabajo malo y una tendencia a beber de más y muy a menudo. En cierta forma eso es verdad, la mayoría de las veces. Hay estudios que han demostrado que la gente con problemas psicológicos permanentes, a menudo sufren muchos más accidentes que la población en general. Sin embargo, no debemos olvidar que en muchas ocasiones también las personas consideradas ‘normales’, que gozan de buena salud y que son muy juiciosas, pueden por alguna razón transformarse temporalmente en ‘propensas a los accidentes’.
El otro día, preparando esta charla, me encontré en un libro con una información curiosa. Se decía en el mismo que hace muchos años un doctor estudió 35 000 accidentes durante 18 años, para llegar a la siguiente conclusión (les voy a indicar textualmente lo que dijo): “En el curso de una vida casi cualquier individuo normal que se encuentre bajo un conflicto o presión emocional puede convertirse temporalmente en propenso a los accidentes y sufrir una lesión”. En otras palabras, las posibilidades de tener un accidente aumentan cuando uno no se siente bien, cuando se está fatigado debido a trabajar horas extras, y después de que se han tomado algunos tragos, sobre todo.
Los problemas personales pueden ser, por lo tanto, la causa de un accidente. Ejemplos: un estudiante puede estar preocupado por las malas calificaciones; una mujer soltera puede tener el temor de estar embarazada; un hombre puede estar tramitando su divorcio; los problemas financieros pueden estar presionando a alguien; un hijo puede estar en el hospital con una enfermedad grave muy larga;…
Durante esos períodos de preocupación que hemos mencionado, es muy fácil olvidarse de la seguridad. La mente en esos casos se encuentra en otras cosas. Entonces es cuando la irritación aumenta y la paciencia disminuye. Y si en ese momento de intensa preocupación nos encontramos cruzando una luz roja, tras haber acelerado furiosamente sin inspeccionar bien la intersección que vamos a cruzar…; o, en otra situación diferente, se está sacando un resguardo y se coloca la mano en la parte en movimiento sin proteger,…
Hay muchas personas que se han dedicado a estudiar los problemas emocionales y sus consecuencias. Un sicólogo en una ocasión llegó a la conclusión de que se tenían más accidentes durante los seis meses anteriores y posteriores a un divorcio. Otro descubrió en otra ocasión que la quinta parte de los conductores suelen tener problemas serios, personales, aproximadamente seis horas antes de un accidente.
Pero no solamente las preocupaciones son las que llevan a los accidentes. Una situación muy feliz y deseable también puede hacernos olvidar ciertas preocupaciones elementales: la proximidad del matrimonio, el nacimiento de un hijo, un logro sobresaliente, una reconciliación matrimonial, una relación amorosa inesperada,… Prácticamente cualquier cosa puede hacernos bajar la guardia y exponernos a sufrir un accidente.
¿Cómo es posible vivir sin tener problemas? Yo no lo sé, ni nadie lo sabe. En vista de eso, lo importante es saber cómo hacer frente a los problemas y no permitir que nos controlen. Y para esto si que hay soluciones. En lo que queda de esta charla vamos a mencionar alguna de ellas.
Dicen los expertos que una de las mejores formas de liberarnos de las emociones destructivas es hablando de ellas. Esto es tan efectivo aquí, en nuestro trabajo, como en nuestro hogar. No hay que permitir que el enojo se nos acumule. Hay que buscar a una persona en quien tengamos confianza y hablarle de lo que nos está sucediendo. Si algún día, por ejemplo, tienen un problema emocional aquí en la planta que les impide trabajar con seguridad, háganlo saber de inmediato. Les prometo hacer lo posible para que puedan sobreponerse a la situación que les molesta o preocupa.
Para terminar, quiero mencionar un estudio que hizo en una ocasión un psiquiatra. El estudio estuvo basado en dos grupos de trabajadores en un almacén muy grande. Uno de los grupos estaba formado por individuos que habían sufrido por lo menos cuatro accidentes en los cinco años anteriores. El segundo grupo incluía personas que no habían sufrido accidentes en ese mismo periodo. El estudio reveló una gran diferencia entre los dos grupos y la forma en que resolvían los problemas cuando estaban enojados. Los trabajadores que habían tenido varios accidentes no manifestaban su enojo, sino que lo acumulaban. Y los que no habían tenido accidente podían ventilar su enojo cuando era necesario.
Nadie está libre de poder sufrir problemas emocionales, pero todos podemos hacer algo para sobreponernos a ellos y evitar que nos creen una situación peligrosa.

Fuente externa

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